El rover Perseverance ha estado trabajando en la superficie marciana durante más de tres años, recolectando muestras de rocas que eventualmente serán traídas a la Tierra si todo va según lo planeado. Pero el rover también ha recogido a "autoestopistas" en forma de rastros de atmósfera marciana que están comprimidos en el "espacio de cabeza" de los tubos de muestra.

Este descubrimiento es muy emocionante para los científicos atmosféricos, que hasta ahora solo han estudiado el aire de Marte de forma remota, ya sea desde orbitadores que caracterizan al planeta desde arriba, o de rovers que envían lecturas a expertos en la Tierra. Si todo esto funciona, será una ventaja increíble para estos científicos analizar el aire marciano en laboratorios terrestres.

“Olvidémonos de las muestras de rocas, el material que los científicos planetarios esperan que explique la evolución de Marte y que los astrobiólogos esperan que contenga indicios de vida antigua en el cuarto planeta desde el Sol”, mencionan los expertos.

“La gente piensa que la Luna no tiene aire, pero tiene una atmósfera muy tenue que interactúa con las rocas de la superficie lunar a lo largo del tiempo”, dijo Just Simon, geoquímico del Centro Espacial Johnson de la NASA, en un comunicado de prensa. “Eso incluye los gases nobles que se escapan del interior de la Luna y se acumulan en la superficie lunar”.

El equipo aplicará los conocimientos obtenidos del estudio de 2021 de la atmósfera muy delgada de la Luna, basado en muestras traídas por la misión Apolo 17. Mediante el uso de una trampa fría, al reducir la temperatura en un contenedor sellado, el equipo fue capaz de capturar gas en la muestra. Las mismas técnicas se aplicarían para estudiar la atmósfera marciana contenida en los tubos de muestra de los núcleos de roca.

El aire marciano ofrecerá a los investigadores la oportunidad de entender cómo el polvo marciano se filtra a través de la atmósfera del planeta. Las muestras de aire podrían revelar cuánto vapor de agua se encuentra justo por encima de la superficie del planeta, lo que a su vez podría esclarecer aspectos del ciclo del agua en Marte, aunque no se conoce que exista agua líquida en la superficie del planeta.

Durante casi tres años, el intrépido helicóptero Ingenuity ha volado en los cielos de Marte, siendo la primera nave en lograr un vuelo controlado y propulsado en otro planeta.

Sin embargo, hay un gran desafío que impide que los científicos de la NASA exploren a fondo las muestras de la superficie y la atmósfera de Marte: el costo. La misión de retorno de muestras a Marte es costosa, inicialmente estimada en $7 mil millones, y ahora en alrededor de $11 mil millones, lo que ha provocado retrasos en el cronograma de la misión. En abril, la NASA solicitó a la industria propuestas para hacer la misión factible. Hasta ahora, Perseverance ha recolectado más de dos docenas de muestras de rocas, seleccionadas por su potencial para revelar aspectos de la geoquímica y la historia geológica del planeta.

En este punto, usar instrumentos para capturar, recuperar y descifrar la composición de la atmósfera de otro planeta parece la parte fácil. La parte difícil es realmente financiar dicho esfuerzo.